Es fácil encontrarnos a la deriva, navegando en un mar de incertidumbre. No hay señal de la costa, y nuestro destino es un misterio, el viaje no tiene sentido, las aguas se mueven rápidamente, pero sentimos estar estancados en el mismo lugar. Algunos son conscientes de sus circunstancias actuales, son conscientes de que no tienen destino, ruta o dirección alguna, pero algunas personas ni siquiera saben, o no quieren saber, que son náufragos en un barco que navega sin rumbo fijo. Tenemos dos opciones: Podemos permanecer como estamos y rezar por un final feliz, o podemos ajustar las velas y navegar a nuestro destino deseado.
La vida comienza, la vida termina, y lo que hacemos en medio es lo que crea nuestra experiencia de vida. Creamos nuestra propia historia, dejamos nuestro legado. Nuestro propósito es la razón de nuestra existencia, porque sino tuviésemos un propósito no estaríamos aquí. No es por accidente o por coincidencia alguna, estamos aquí por una razón, ya sea que decidamos descubrir esa razón o no, es lo que determinara nuestro éxito, y la decisión corre por cuenta propia, puede costarnos mucho o nada en lo absoluto, y todo va a depender de si decidimos crear nuestro propio futuro o dejarlo toda al azar.
Imagínate que la vida es un océano, y estamos navegando a través del mismo con nuestros barcos. Tú puedes navegar hacia donde quieras en este océano, pero habrán períodos de adversidad, tormentas, olas inmensas, criaturas salvajes esperando a devorarnos, calor abrasador, y sentirás fatiga, ansiedad, tristeza, enojo, y querrás darte por vencido. Al mismo tiempo, habrán períodos buenos, tiempos donde el agua estará calma, el tiempo será fantástico, sol, cielos azules, y te sentirás feliz, con alegría, esperanza, y te sentirás más valiente que nunca, navegando con gracia a través de aguas calmas.
“Lo bueno de este mundo no es donde estamos parados, sino en qué dirección nos estamos moviendo.” – Oliver Wendell Holmes
Tú experimentarás estas dos etapas a través del viaje, ya sea que tengas una dirección o no, pero tu dirección, es decir, hacia dónde te diriges determinará tu destino. Tú puedes elegir el camino hacia una vida miserable, mediocre, y turbulenta, o puedes elegir el camino hacia una vida calma, en paz, y feliz. Lo que quiero decir con esto es que nuestras circunstancias externas pueden variar, puede haber desorden o tranquilidad, eso no está bajo nuestro control, pero lo que sí podemos controlar es la elección entre ser víctimas de nuestro entorno y dejarlo todo a la suerte, o tomar el control de nuestras vidas, ajustando las velas, y con coraje tomar el camino que nos dirigirá hacia el lugar que queremos llegar.
Quiero aclarar que estoy a favor de no tener toda tu vida planeada, creo que no podemos planear con anticipación toda nuestra vida, por eso, es bueno simplemente vivir nuestras vidas, disfrutar del momento, y permitirle a la vida sorprendernos, pero con el fin de no perder el control, creo que es bueno determinar lo que queremos. Siempre debemos apuntar a algo, y no perder de vista lo que queremos. Por ejemplo, yo amo viajar, y amo comprar un ticket de ida sin saber dónde estaré mañana, pero al mismo tiempo, sé a dónde quiero ir, sé lo que quiero, sé cuál es mi destino deseado, el cual de hecho no es un destino final, sino que es el propósito y camino de nuestras vidas, y en mi caso es viajar por el mundo con la persona que amo por el resto de mi vida, teniendo nuevas y magníficas aventuras, ayudando e inspirando a personas a convertirse la mejor versión de sí mismos para hacer de este mundo, un mundo mejor. Por lo tanto, no tendré toda mi vida planeada pero sé lo que quiero, y eso me da el poder para ajustar las velas y tomar otra ruta si considero que no estoy yendo camino al destino deseado.
“Ve con confianza en la dirección de tus sueños. Vive la vida que has imaginado.” – Henry David Thoreau
¿Estás tú en la dirección correcta? ¿O estás a la deriva? ¿Lo que estás haciendo ahora te está acercando a el lugar donde quieres estar mañana? Si la respuesta es sí ¡felicitaciones! Sigue así adelante, ajusta las velas cuando sea necesario y no pierdas de vista la costa, mientras tanto, disfruta del hermoso aunque a veces caótico pero maravilloso viaje.
Si la respuesta es no, tú tienes dos opciones: Puedes determinar qué es lo que realmente quieres, y creo que todos en lo más profundo de nuestros corazones sabemos lo que realmente queremos, simplemente a veces estamos muy limitados a soñar en grande debido a las limitaciones impuesta por la sociedad en la que vivimos, la cual limita y oprime nuestro verdadero ser, o puedes rehusarte a vivir la vida que eres capaz de vivir, puedes negar tu verdadero potencial y estar a merced del destino.
“Si no cambias de dirección, podrías terminar en el lugar hacia donde te estás dirigiendo.” – Lao Tzu
Soñar en grande no te costará nada, no soñar en lo absoluto te costará mucho. Si juegas a apostar con tu vida, hay grandes probabilidades de que lo pierdas todo. Por lo tanto, no permitas que la adversidad te hunda, no permita que la corriente decida tu futuro, no vayas sin rumbo, a la deriva, sino que toma el control de tu propio barco, determina tu destino, elige la mejor ruta, ajusta las velas, gira el timón, y ve con fe y coraje en la dirección que sacara la mejor versión de ti mismo, y la cual te otorgará la vida que mereces.
No te conviertas en un náufrago a la deriva, no permitas que la suerte determine tu futuro, ¡toma el control de tu vida y crea la vida que siempre has imaginado!